domingo, 15 de septiembre de 2019

Hoy, 15 de septiembre, hace ochenta años que la dictadura fusiló a dos exalcaldes de Los Molinos

El 15 de septiembre de 1939, justo un día después de las fiestas patronales de Los Molinos, fue fusilado Santiago Andrés Andrés, alcalde de Los Molinos en 1936, en las tapias del Cementerio del Este, junto con el que fue también alcalde de Los Molinos (en 1925 y 1937) Mariano López Piñuelas y otros diez republicanos, algunos de ellos exalcaldes de otros pueblos de la Sierra.
¿Fué casualidad la elección de ese día o fue una recomendación de los falangistas de Los Molinos? No lo sabemos, pero la fecha en que fue es un dato objetivo. Antes se habían producido los fusilamientos de otros luchadores antifascistas de Los Molinos.

 
Santiago Andrés Andrés, militante del Partido Socialista, fue el alcalde de Los Molinos desde el 13 de marzo a agosto de 1936. De los pocos meses que fue alcalde, se conocen sus actuaciones para ordenar la caótica situación de las finanzas y la legalidad municipal en la que se encontraba el Ayuntamiento de Los Molinos, tras el gobierno municipal de la CEDA, así como su preocupación porque se respetaran las ordenanzas de edificación.

Documento firmando por el alcalde Santiago Andrés Andrés
Cuando se inició la Guerra y el pueblo de Los Molinos tuvo que ser evacuado, para proteger a la población de los bombardeos del ejército franquista, Santiago se incorporó al Ejército Popular de la República y luchó en él, en diferentes frentes. Al final de la Guerra cruzó a Francia por los Pirineos con su unidad, pero decidió volver a su pueblo, engañado, como muchos otros, por el falaz anuncio del dictador de que nadie que tuviera las manos límpias de sangre tenía nada que temer.
Volvió a Los Molinos y fue detenido, encarcelado en el Convento de las Carmelitas de San Lorenzo de El Escorial, torturado, sometido a interrogatorios, humillado y sentenciado en un Consejo de Guerra Sumarísimo, junto con otros cuatro vecinos de Los Molinos, Mariano López Piñuelas, Anastasio Aparicio Ortega, Gregorio Alonso Martín y Enrique Molero Herrero, a pena de muerte por "adhesión a la rebelión". En sus condenas fueron actores principales los falangistas y caciques del pueblo que pidieron sus muertes, aunque nadie nunca les acusó de ninguna, pero sí de destinar los muebles que incautaron en los chalets a los hospitales y el dinero de las cofradías, que depositaron ante el Secretario del Ayuntamiento, a la Caja de Reparaciones de Madrid.
La sentencia del Consejo de Guerra dice:

"Resulta probado y así se declara por el Consejo que los procesados Gregorio Alonso Martín, Anastasio Aparicio Ortega, Mariano López Piñuela y Santiago Andrés Andrés de malos antecedentes y izquierdistas destacados con anterioridad al Glorioso Movimiento Nacional actuaron dede el primer momento al servicio de los marxistas en el pueblo de Los Molinos (...) Considerando que los hechos que se declaran probados son constitutivos de un delito de adhesión a la rebelión con las circunstancias agravantes de extrema peligrosidad (...) Fallamos que debemos condenar y condenamos a los procesados (...) como autores de un delito de adhesión a la rebelión agravado por la peligrosidad de los agentes y gran transcendencia de los hechos realizados a la pena de muerte"
Durante el Consejo de Guerra Santiago mantuvo en todo momento una posición digna, indicando que por orden suya se protegió al cura párroco, Alejandro de Castro "para evitar que se metieran con él" y en sus declaraciones no inculpó a nadie (lo que a veces hacían algunos procesados para intentar librarse de la pena de muerte).
El defensor de oficio, un oficial del ejército franquista, "expuso que los hechos realizados por los cuatro procesados eran constitutivos del delito de auxilio a la rebelión y solicitó se impusiera a cada uno de ellos la pena de 18 años y un día de reclusión temporal."
Uno de sus bisnietos hizo de él la siguiente semblanza:

"Santiago Andrés Andrés, hijo de Mariano y Obdulia, nació en Galapagar en 1896. Entre los recuerdos de mi abuela Eugenia está que era un buen padre, trabajador, gran cazador y que tenía una moto que hacía mucho ruido".
Fue vecino y alcalde (de marzo a agosto de 1936) de Los Molinos. Marido de Dolores Alonso Martín y padre de Obdulia, Teófilo, María Eugenia y Emiliana. Se moviliza con la JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) y estuvo como zapador durante la Guerra Civil, primero en el Alto del León, luego en la Batalla de Brunete y posteriormente formando parte del Batallón 31 en la defensa de Alcañiz (Teruel). Durante ese periodo, mi bisabuela le siguió con sus tres hijas a todos los frentes, sufriendo el terrible bombardeo de Alcañiz. Se separaron en Tortosa y huyó con su Unidad a Francia, donde se reencontró con su hijo Teófilo herido en batalla.
Volvió a su pueblo donde fue detenido y llevado a San Lorenzo de El Escorial, sufriendo allí terribles interrogatorios. Su farsa judicial-militar se celebra en San Lorenzo de El Escorial el 12 de Mayo de 1939. Es sentenciado a muerte junto a su cuñado, Gregorio Alonso Martín, que ejerció de concejal también en Los Molinos. Con 43 años Santiago es trasladado a la prisión provincial de Porlier y fusilado en el Cementerio del Este, a las 6 horas del 15".
Fuente y relato: Ronald E. Redpath Glez-Granda (bisnieto de Santiago Andrés).
Otros molineros republicanos sufrieron también la venganza de los vencedores. Cuatro más fueron fusilados, otros fueron paseados (sin que sepamos con exactitud su nombre y número), otros encarcelados durante años, otros más tuvieron que huir al exilio para salvar su vida y las familias de todos ellos sufrieron expropiaciones y humillaciones durante años, a la vez que muchos republicanos de Los Molinos, trabajadores humildes, maestros, etc., perdieron sus trabajos y sus recursos, sufrieron palizas, robos por parte de los falangistas, humillaciones constantes y un ambiente de miedo que se prolongo durante decenas de años. Este sufrimiento fue especialmente doloroso para sus viudas e hijos, que tuvieron que cargar con el dolor de una muerte injusta, con las penurias de sobrevivir, con la persecución y el silencio.
Los otros compañeros de los que hemos podido reconstruir algo de sus biografías, porque el franquismo prohibió dar noticias y dar a conocer estos hechos, fueron:
Anastasio Aparicio Ortega, fusilado el 23 de junio de 1939, a los 52 años, jornalero. Fue Vicepresidente de la Federación de Trabajadores de la Tierra, de la UGT, de Los Molinos y militante del Partido Socialista.

 
Gregorio Alonso Martín, hijo de Linos y Victoria, nació en Los Molinos en 1903, pueblo del que fue concejal en 1936. Albañil de profesión, militante del Partido Socialista, fue encarcelado junto a su cuñado, Santiago Andrés Andrés, en San Lorenzo de El Escorial, donde ambos fueron sentenciados a muerte el 12 de mayo de 1939. Gregorio Alonso Martín fue fusilado en San Lorenzo de El Escorial el 23 de junio de 1939.
 

Mariano López Piñuela, fusilado el 15 de septiembre de 1939, a los 49 años. Alcalde de Los Molinos en 1925 y en el año 1937.

Enrique Molero Herrero, fusilado el 29 de julio de 1939, a los 23 años, albañil.

Conocemos también que hubo otro vecino de Los Molinos que fue asesinado y enterrado en una cuneta en Segovia, así como que fueron depurados los maestros nacionales de Los Molinos, una docena de vecinos sufrieron cárcel y otra media docena tuvieron que partir para el exilio, entre ellos Victoriano Domínguez Torrejón y Gerardo Herranz.

Venimos insistiendo año tras año en la necesidad de justicia de reivindicar la memoria de las personas que fueron víctimas de la dictadura. Consideramos que el Ayuntamiento de Los Molinos, por un deber elemental de humanidad y justicia, debería recuperar y restaurar la memoria de esos vecinos y ponerse a disposición de sus familiares para, si estos lo desean, poner losas con sus nombres en la fosa o recuperar y trasladar sus restos al Cementerio de Los Molinos.
Cuando lo hemos planteado, nos hemos encontrado respuestas airadas por parte de los concejales del PP, que llegaron a irse del Pleno del Ayuntamiento en dos ocasiones (en la última el único que permaneció fue el actual alcalde) dando gritos y haciendo aspavientos, cuando planteamos este tema, en una demostración del tardofranquismo de algunos de ellos y de falta de sentimientos humanitarios y de justicia.
En el pasado Pleno de este mes volvimos a plantear que si no es hora ya de hacer un gesto de Memoria y reconcialiación reconociendo la ilegalidad e ilegitimidad de esos fusilamientos y rindiéndo homenajes a los injustamente ejecutados. A la vez, no estaría de más que se devolviera a sus herederos las propiedades que les incautaron.
Una novedad que se dio en este Pleno es que el PSOE, al menos por la intervención de su concejal José Manuel, dijo que sí que ya era hora que se hiciera un gesto de este tipo, lo que le agradecemos, aunque tenemos que recordar que no hizo nada cuando gobernó y ni siquiera cambió el nombre de la plazuela de la Cruz de los caídos, cosa que sí hizo, y se lo agradecemos, el PP hace casi cuatro años.

Mapa de las fosas en España
Contrasta esta posición con la que adoptó el Pleno del Ayuntamiento de Torrelodones, el 8 de abril de 2014, al aprobar por unanimidad el dedicar una vía pública al que fue alcalde de ese pueblo, Mariano Cuadrado Fuentes, fusilado junto con nuestros vecinos Santiago Andrés Andrés y Mariano López Piñuelas. Esa resolución se aprobó por una Moción del PSOE de Torrelodones, partido en el que militaban los alcaldes referidos, apoyada por el PP, por Actúa y por el partido de gobierno Vecinos por Torrelodones.
Mientras se dan estos pasos a pocos kilómetros de nuestro pueblo, la ideología franquista de algunos miembros del PP de Los Molinos y la tibieza, por decirlo suavemente, del PSOE, que pudo hacerlo cuando gobernó, siguen retrasando lo que en casi todo el país es ya algo normalizado.
Cuando el PSOE de Torrelodones presentó esa Moción, su portavoz dijo entre otras cosas los siguiente:

"Hasta avanzado el mes de marzo de 1939 Mariano Cuadrado siguió defendiendo la legalidad republicana convencido de su inocencia se quedó en el pueblo hasta el final. Detenido el 27 de marzo de 1939, al entrar las tropas de Franco en Torrelodones. Mariano Cuadrado fue detenido e interrogado duramente. Traslado a la cárcel de las Carmelitas en el Escorial, fue juzgado en juicio sumarísimo militar y condenado a muerte. El 15 de septiembre de 1939 moría fusilado en las tapias del cementerio de la Almudena con otros once republicanos. Su cadáver no fue devuelto a su familia y permaneció en paradero desconocido."
Nosotros/as seguiremos planteando la necesidad de recuperar la memoria de estos vecinos, el tiempo y las veces que sea necesario, como requisito imprescindible para la normalidad democrática y la convivencia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias.

GOMT dijo...

Muchas gracias por no dejar en el olvido las terribles consecuencias que sufrieron los defensores del gobierno legítimo de la República, es tremendo que después de tantos años, sigamos soportando la negación de la inequívoca brutalidad con la que, los verdaderos traidores y sublevados, se despacharon impunemente sobre los representantes legítimos de nuestros pueblos.
Justicia y reparación

GAIA dijo...

Gracias...No olvidamos.

Adolfo Rodríguez Gil dijo...

Para nosotros/as es un deber

Anónimo dijo...

y calvo-sotelo