lunes, 11 de septiembre de 2017

¿Hay que ir a misa para participar en las fiestas?

Llegan las fiestas y con ellas, como no podía ser menos y como no es malo, la polémica.
Algunos consideramos que las fiestas son imprescindibles para la vida y en un pueblo pequeño como el nuestro un espacio fundamental que debería ser de encuentro de todas las personas que aquí vivimos. Pero algunos no quieren ese encuentro, por lo que repiten machaconamente actividades que dejan fuera a sectores importantes y, si nos guiamos por la asistencia, probablemente mayoritarios.
Por un lado se volverán a destinar a las fiestas taurinas más de cien mil euros, con tantas carencias que tenemos y con tantas personas que necesitan ayuda.
Por otro, se sigue repitiendo machaconamente que son fiestas en honor del cristo de buena muerte, aunque casi nadie lo tenga presente de verdad y aunque la realidad sea que el origen de estas fiestas fuera celebrar el final de la recogida de la cosecha. Ya estamos acostumbrados/as a estas falsificaciones de la historia y de las costumbres y a esa utilización de la religión que hacen algunos/as. 
Sabemos que a muchos/as cristianos/as de verdad les molesta que se asocien actividades de dudoso gusto con su religión. Pero otros, especialmente el PP, no dudan en utilizarla políticamente.
El bando del alcalde del PP lo demuestra cuando dice: "Ahora nos toca gozar de estos días de diversión, tradición y devoción a un Cristo que nos protege y ayuda" ¿A quién se está dirigiendo? ¿Dónde quedan las personas que practican otras religiones? ¿Dónde quedan las personas agnósticas, ateas, indiferentes...? ¿Se puéde afirmar en un documento público, pagado con nuestros impuestos, que somos devotos y que una imagen nos protege y ayuda?
Esto resuena al nacional-catolicismo franquista y parece que algunos sueñan todavía en volver a hacer obligatorio asistir a misa.
Hay que lamentar que con el pasado gobierno del PSOE en nuestro pueblo no se atrevieron a cambiar este abuso confesional, por mucho que lo peleamos desde dentro y desde fuera.
Si el alcalde del PP es católico eso no deja de ser una opción personal y privada, pero en su cargo debería ser respetuoso con sus vecinos y vecinas y dejar fuera de su actividad política su opción confesional.
Pero según vemos, el fundamentalismo religioso, en un Estado que proclama constitucionalmente su aconfesionalidad, sigue vigente en Los Molinos y el uso politiquero y electoralista de la religión también. 
Éste no es el alcalde de todos/as.
Adolfo Rodríguez Gil


4 comentarios:

R dijo...

Totalmente de acuerdo Sr. Adolfo. Negro sobre blanco, así se habla. Hay sectores que no evolucionan.
La religión es un hecho muy respetable, de los más respetables que hay, pero debe de ser algo privado y personal.
El pueblo es de tod@s, las fiestas deben ser de tod@.Y aunque no se quieran dar cuenta muchos, la religión católica ya no es lo que era. Un respeto a los que no tenemos religión. Neutralidad en los bandos, etc.etc.
Lo de los toros es demencial. No va ni cristo (perdón) y cuesta una pasta. No entro en la salvajada que hacen (esta es otra historia).

GOMT dijo...

Totalmente de acuerdo Fito. Debemos exigir respeto por las instituciones, pues son de todos, y algunos estamos hartos de que nos quieran meter con calzador las creencias religiosas particulares, de los que se supone deben defender un estado laico, como se supone que es el nuestro

Almudena dijo...

Totalmente en desacuerdo, nadie obliga a nadie, ni a ir a misa ni a participar de las fiestas, ni en la parte religiosa ni en la lúdica.
Creo que uds. no avanzan, quieren retroceder muchos años, y por supuesto queda fuera de lugar decir que "Esto resuena al nacional-catolicismo franquista".
Por favor, intenten ver las cosas de otra forma y sobre todo concielien y no hangan polémica de todo.

Almudena Herrero.

Adolfo Rodríguez Gil dijo...

Gracias por tu comentario, Almudena.
Entiendo que a la gente que tiene una confesión, a la que considera La Verdad, toda propaganda sobre la misma le parezca no ya bien, sino excelente.
Pero otras muchas personas no consideramos adecuado que un Ayuntamiento la utilice políticamente y la ponga por delante de otras confesiones o creencias, en un Estado que se proclama como aconfesional. Esto hace en PP y no solo en Los Molinos. Es un uso fraudulento de su mandato y una viejuna forma de dividir.
Quien quiera actividades religiosas, de cualquier confesión, que las haga, pero en lo que es de todos/as, y el Ayuntamiento es de todos/as o al menos así son sus impuestos y tasas (bueno, de casi todos, porque la iglesia católica se escapa de pagar mientras disfruta de los servicios municipales)