Manifiesto
POR LA PROTECCIÓN DEL LOBO IBÉRICO Y EL FIN DE LAS MATANZAS
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Lobo atropellado en la carretera M.622, en abril de 2015 |
El lobo ibérico no sólo es un animal
hermoso y emblemático, sino una pieza imprescindible del rompecabezas de
nuestra naturaleza. Pero en pleno siglo XXI estamos asistiendo en
España a un verdadero holocausto del lobo, una situación intolerable que
genera una movilización sin precedentes de la ciudadanía. Cada vez
somos más conscientes de que una naturaleza sana no es un lujo de
minorías, sino la única garantía de supervivencia de nuestra especie. Y
es que proteger nuestro patrimonio natural es, en realidad, un acto de
defensa propia.
Los grandes carnívoros son los
controladores naturales del equilibrio de los herbívoros silvestres, y
esa función produce efectos en cascada en la pirámide ecológica, que
redundan en una mayor salud de la fauna, la vegetación, el agua y el
aire. Las autoridades europeas reconocieron hace tiempo la necesidad de
restaurar esos equilibrios naturales, y por eso la política agraria
común ha dejado atrás el énfasis en la productividad “a toda costa”, y
ahora da más importancia a las prácticas respetuosas con el medio
ambiente. Por desgracia, los objetivos de las ayudas europeas son
desvirtuados, por el camino, por algunos de nuestros políticos.
El lobo ibérico se desangra hoy en medio de una situación de profundo
anacronismo. Nuestra legislación al norte del Duero lleva décadas de
retraso respecto al conocimiento científico. Aunque el lobo es una
especie de interés comunitario en Europa, lo que nos obliga a mantener
una población viable y sana, todavía se usa la matanza oficial de lobos
(bajo el eufemismo de “control de población”) para, supuestamente,
reducir los ataques al ganado. Pero sabemos de sobra que esas medidas no
sólo no disminuyen los ataques sino que, al desestructurar las manadas,
hacen que éstos aumenten. En otras regiones, también al norte del
Duero, el lobo es especie cinegética, puesta a disposición del negocio
de la caza de trofeos. Aunque, en teoría, la caza deportiva sigue
criterios técnicos, lo cierto es que el trofeo más buscado es el macho
alfa, aquél cuya muerte produce el mayor trastorno en la sociedad del
lobo y las peores consecuencias para la naturaleza y la ganadería.
Para colmo, muchos de los lobos masacrados en España proceden de
Portugal, donde están estrictamente protegidos y cuya defensa cuesta
ingentes cantidades de dinero Europeo. Esta “gestión a tiros” está
sumiendo al mundo rural en un círculo vicioso de crispación. Desde
Europa se alienta el uso de medidas preventivas, pero la dinámica actual
de ataques, venganzas y pagos compensatorios (siempre sujetos a la
picaresca) hace que no haya aliciente para tomar esas medidas. Se ha
llegado a pedir el exterminio local de la especie, lo que no sólo es
demencial sino totalmente ilegal. Incluso al sur del Duero la
administración está autorizando matanzas que ni siquiera tienen la
excusa de la legalidad, y son criminales y denunciables. Esta sangría se
intenta justificar dando una imagen de abundancia del lobo basada en
“censos” pagados por la propia administración, que ni son independientes
ni tienen una metodología fiable. Los especialistas sospechan que se
pueden estar inflando las cifras en un 50%.
Ante esta coyuntura, los convocantes de este acto hacemos una
petición muy concreta: solicitamos la declaración del lobo como especie
estrictamente protegida por ley en todo el territorio español, y
exigimos el fin inmediato de la caza de esta especie y de los controles
letales de su población. Así el lobo simplemente tendrá el mismo estatus
que otros depredadores como el águila imperial, el oso pardo o el lince
ibérico.
Las medidas concretas que ayudarán a
poner en práctica ese cambio normativo las hemos expuesto recientemente
en documentos públicos, que plantean estrategias a nivel autonómico y
nacional, y las seguiremos elaborando después de este acto. Eliminando
el concepto de la matanza como gestión, daremos por fín el margen
necesario a las medidas preventivas. En lugar de los pagos de
compensaciones por daños, habrá estímulos económicos a la convivencia
con la fauna salvaje. Así se dejará espacio para respirar a las nuevas
generaciones del mundo rural, que anhelan un sistema nuevo en el que el
ecoturimo y las prácticas ganaderas responsables con el medio ambiente y
el bienestar animal permitan una mayor diversidad laboral y cultural.
Pero incluso estos cambios normativos sólo cubren el aspecto formal, y
lo que perseguimos desde esta convocatoria es un cambio social más
profundo. La situación al sur del Duero nos demuestra que de nada vale
una norma sobre el papel si las actitudes más miopes, insolidarias e
incluso delictivas son toleradas y hasta fomentadas desde las
instituciones. Hace falta una ingente labor educativa, y tan importante
como la protección legal del lobo es la divulgación de los valores
positivos de la biodiversidad. Una labor que ya marcó la diferencia en
nuestro país hace décadas, cuando Félix Rodríguez de la Fuente, cuyo
aniversario se celebra en estas fechas, se enfrentó a la ignorancia
ancestral, puso al lobo ibérico en nuestras pantallas y lo sacó del
catálogo de las alimañas.
El lobo es un embajador del conjunto de nuestra fauna salvaje, y
también un poderoso símbolo de libertad. Pero la libertad siempre tiene
un precio, y por desgracia es posible acostumbrarse a su ausencia, como
sabemos bien en este país. Y lo mismo pasa con la naturaleza salvaje.
Sin libertad y sin naturaleza las personas nos transformamos en
autómatas, y apenas nos damos cuenta de lo que perdemos y, peor aún, de
lo que privamos a las siguientes generaciones. Renunciar (o no) a los
valores más altos a cambio de recompensas miserables es elección de cada
uno, pero condenar a nuestros hijos a vivir en un mundo gris, mezcla a
partes iguales de gigantesco vertedero y monocultivo a escala
planetaria, es simplemente un crimen. Queremos un mundo verde, en el
cual vivir y no sólo sobrevivir. Queremos naturaleza salvaje. ¡Queremos
LOBO VIVO, LOBO PROTEGIDO YA!
4 comentarios:
Hecho en falta entre las propuestas convivir unos días con familias ganaderas que al ir de mañana a ver el ganado (si, las personas de este sector económico también han cambiado como el resto de los oficios y ya casi no existe el pastoreo tradicional)se encuentran un dantesco espectáculo de sangre, animales heridos, otros aterrorizados, algunos mordidos y casi muertos.....y tienen que añadir a su labor cotidiana maltratada por las políticas agroindustriales la de recoger, limpiar, tranquilizar, buscar crotales para que nadie dude de su palabra aduciendo que inventa para cobrar una miserable compensación que hay que gestionar con las administraciones.....y esto ocurre con una frecuencia semanal, mensual.....el lobo es vital en los ecosistemas, y el agua limpia, y el aire limpio, y....la ganadería también es vital en la supervivencia de los pueblos, y en la soberanía alimentaria y.....es un tema MUY COMPLICADO y creo necesario conocer y valorar bien los distintos intereses, todos probablemente legítimos para intentar construir lentamente soluciones consensuadas y asumidas desde los distintos sectores. Comparto la defensa del lobo pero también la de la ganadería extensiva con lo que el manifiesto se me hace parcial e incompleto.
Efectivamente, se trata de un tema complejo.
La ganadería tradicional ha sido arrinconada por las políticas de la UE y por la agroindustria.
Las administraciones establecen subvenciones pequeñas y además tardan en pagarlas.
El cuidado del ganado en la ganadería extensiva ha cambiado. Apenas hay mastines.
Pero el menor problema para la ganadería, y menos para la madrileña, es el lobo.
Un mayor problema son los atropellos, y nadie que yo sepa propone cazar a los coches, o los contagios de enfermedades por animales silvestres, y espero que nadie proponga eliminarlos todos, o los robos, o el agua contaminada, o el calentamiento global, o las cadenas de supermercados y las grandes superficies...
Pero el lobo, que es una anécdota, levanta viejos atavismos y a algunos les calienta el dedo índice.
Si la naturaleza tiene que seguir siéndolo, tendrá que serlo en su lógica biodiversa, a no ser que alguien proponga quitar de ella hasta las piedras para que no tropiecen humanos o ganado.
Me parece muy interesante la reflexión hecha por "serrana" y estoy tambien de acuerdo con su valoración del Manifiesto.
Nadie propone quitar las piedras de la naturaleza para que no tropiece el ganado, ni ninguna simpleza parecida. Además, el ganado suele estar estabulado o guardado en zonas de las que no puede salir, o lo puede hacer muy dificilmente (hay vallas y pasos canadienses), por lo que no es tan fácil atropellarle. No es cuestion de "matar a coches asesinos" de ganado y de lobos, sino de reflexionar y buscar soluciones.
Sencillamente se señala un tema muy complejo y la necesidad de analizarlo y estudiarlo en profundidad. Y como tanto os interesa, al parecer, la historia de este pueblo, recordar solo que históricamente este ha sido un pueblo ganadero, y que aunque los ganaderos sean ahora muy minoritarios, eso no significa que sus derechos no tengan que ser respetados tambien.
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