viernes, 24 de octubre de 2014

El Catálogo de Los Molinos, una necesidad para el bien común y una obligación legal (9)

Esta es la novena entrada del artículo "El Catálogo de Los Molinos, una necesidad para el bien común y una obligación legal". Las ocho anteriores fueron:
  1. Primera manipulación: el Catálogo incluye un porcentaje exagerado de viviendas (19 de agosto de 2014).
  2. Segunda manipulación: El equipo de trabajo que hizo el Catálogo carece de cualificación (23 de agosto de 2014).
  3. Tercera manipulación: el Catálogo no ha sido dado a conocer a los vecinos/as (28 de agosto de 2014).
  4. Cuarta Manipulación: El Catálogo pretende expropiar las casas, impide venderlas, las declara Bienes de Interés Cultural (BIC), obliga a abrirlas a visitas turísticas, impide hacer obras a los vecinos/as… (6 de septiembre de 2014).
  5. Quinta manipulación: Los propietarios de las viviendas catalogadas han rechazado mayoritariamente, a través de las Alegaciones, que sus viviendas estén en el Catálogo (13 de septiembre de 2014).
  6. Sexta manipulación: El Catálogo impide hacer obras en las casas, no deja ampliarlas, nos obliga a usar determinados materiales, paraliza todas las licencias (19 de septiembre de 2014).
  7. Séptima manipulación: El Catálogo no permite hacer obras de ampliación de los inmuebles catalogados por lo que atenta contra los derechos edificatorios (30 de septiembre de 2014).
  8. Octava manipulación: El Catálogo no tiene ninguna ventaja para el pueblo y mucho menos para los propietarios (9 de octubre de 2014).
En ellas y en las que quedan, se exponen detalladamente los avatares del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Los Molinos. En la próxima hablaremos de los informes de la Secretaría del Ayuntamiento y de la Oficina Técnica sobre el Catálogo.
Adolfo Rodríguez Gil

Novena manipulación: El Catálogo no contaba con los informes obligatorios y los que se emitieron eran negativos
Otra de las mentiras que ha utilizado el PP en sus panfletos, alegaciones e intervenciones ha sido que el Catálogo no contaba con los “informes precedentes y vinculantes de las diferentes administraciones” y que no tenía en cuenta “los informes emitidos tanto por la oficina técnica como por secretaría especificándoles las deficiencias del documento”. Incluso, el portavoz del PP llegó a decir en el Pleno Extraordinario del 1 de agosto de 2014, según queda recogido en el Acta, que “Dichos informes, según el Sr. Alonso, señalan que el Catálogo no tiene validez”. También el PP repitió en documentos e intervenciones que el informe del Técnico Municipal era vinculante e incluso pidieron que éste Técnico estuviera presente en un Pleno Extraordinario.
Además, en las intervenciones de su portavoz en los Plenos del Ayuntamiento en los que se debatió el Catálogo, éste llegó a decir que existía un informe de Patrimonio de la Comunidad de Madrid contrario al Catálogo y que eso demostraba que la comunicación con las Consejerías de la Comunidad de Madrid “han sido inexistentes”.

Las intensas relaciones con los organismos de Patrimonio de la Comunidad de Madrid
Comenzando por este último aspecto, a finales de 2011 nos empezamos a reunir para hablar sobre cómo elaborar un Catálogo, Concretamente, la primera reunión, todavía informal, se realizó el 29 de septiembre de ese año y a ella asistimos cuatro personas.
Ya en enero de 2012 se dio la primera reunión con Patrimonio Arquitectónico (C/ Maudes) y en febrero con Patrimonio Histórico (C/ Arenal), inaugurando unas relaciones fluidas en las que tuvimos decenas reuniones, visitas a Los Molinos e intercambio de correos. En todo este período, los técnicos y directivos de esas dos Direcciones nos fueron apoyando, aconsejando, pasando información y fotografías, y guiando en la elaboración del Catálogo, y conocieron, en todo momento, los contenidos y las fichas que fuimos elaborando y los sucesivos borradores por los que pasó el Catálogo en los más de dos años y medio en los que lo estuvimos trabajando. Más aun, estos técnicos se mostraron dispuestos a participar en el ciclo de charlas que teníamos previsto organizar en Los Molinos, una vez fuera aprobado el Catálogo.
En esas reuniones se consensuó, incluso, el modelo de ficha que utilizaríamos, aunque esto nos obligó a rehacerlas todas, pues habíamos usado primero el modelo de ficha del Catálogo de 2003, después uno nuevo y, finalmente, el acordado con Patrimonio. En la imagen a continuación se puede ver la evolución de las fichas. En la última, en la parte baja de la misma, están los campos que se añadieron.

Un elemento de debate interesante con los técnicos de Patrimonio, se dio cuando les informamos que el equipo que elaboramos el Catálogo considerábamos que era importante para nuestro pueblo, incluir en el mismo no sólo elementos que tuvieran que ver con el urbanismo (viviendas, mojones, fortificaciones de la Guerra, obras de ingeniería, caceras, etc.), sino también elementos artísticos e históricos (el retablo de la iglesia o el Archivo Histórico Municipal, por ejemplo) y bienes inmateriales, como la fiesta de La Vaquilla. Considerábamos que el Catálogo debía ser una recopilación de nuestro patrimonio, en el sentido más amplio del término. En este sentido, hablamos de incluir en él también el ajuar de Julio Escobar (que como muchos vecinos y vecinas saben fue saqueado por determinados personajes), cosa que no pudimos hacer, porque no está terminada su catalogación, los caminos históricos (cuyo inventario no fue elaborado por el grupo de trabajo que se creó al efecto, aunque sí el de las vías pecuarias que se incluyeron en el Catálogo) y algunos otros elementos.
Esta intención de elaborar un Catálogo del Patrimonio de Los Molinos (de hecho, así lo llamamos en un principio) tenía, por un lado, soporte en las Leyes de Patrimonio Estatal y Autonómica, que hablan lógicamente de que el Patrimonio lo integran bienes materiales e inmateriales, pero no desarrollan la elaboración de Catálogos de Patrimonio desde los Ayuntamientos, mientras que, por otro lado, las Leyes del Suelo recogen únicamente los Catálogos de Bienes y Espacios Protegidos, como “planeamiento de desarrollo”. No deja de ser significativo que todo lo relacionado con el urbanismo esté desarrollado en nuestra legislación hasta los detalles más pequeños, mientras que en los temas culturales no se pase de los pronunciamientos generales. Es una muestra más de lo que ya todos/as sabemos: el entramado político-especulador es quien nos ha gobernado y el que ha definido lo que hoy por hoy son nuestros Ayuntamientos.
Los técnicos de Patrimonio, con los que debatimos estas intenciones, nos dijeron que desde sus organismos sólo podían informar sobre los aspectos relacionados más directamente con los bienes inmuebles y el urbanismo. Para dar salida a esta situación, los técnicos de Patrimonio Arquitectónico nos plantearon que dividiéramos el Catálogo en 16 Tomos, de tal forma que el Archivo Histórico Municipal, la Fiesta de la Vaquilla y la Toponimia Histórica quedaron en los últimos (tomos 14, 15 y 16), sobre los que los técnicos de Patrimonio no se pronunciarían, a diferencia de los 13 primeros tomos. En este sentido estábamos intentando abrir una vía novedosa de trabajo municipal sobre el Patrimonio, conciliando la visión de tener un documento completo, de vocación enciclopédica, en el que los molineros y molineras reconociéramos nuestras herencias culturales, quedando protegidas por la legislación urbanística las pertinentes.


Cuando, en mayo de 2013 se publicó el Catálogo en la web municipal, abriéndose un período de sugerencias, y llegó la hora de formalizar las relaciones de trabajo con las direcciones de Patrimonio, se les enviaron sendos ejemplares del Catálogo y una carta de la alcaldía en la que se les solicitaba formalmente el apoyo de los técnicos de Patrimonio (que ya venía dándose desde hacía un año, pero los protocolos burocráticos tienen estas curiosidades...) A lo que se nos respondió con sendas cartas de la Directora General de Vivienda y Rehabilitación, de 17 de mayo de 2013, y del Director General de Patrimonio Histórico, de 12 de julio de 2013, ofreciéndonos su colaboración, explicando que había que tener en cuenta la nueva Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid (20 de junio de 2013), etc., aspectos todos que ya se habían dado y hablado. Todos estos documentos constan en el Expediente del Catálogo.
Después de este intercambio de cartas, seguimos reuniéndonos con los técnicos y directivos de Patrimonio, se dieron varias visitas a Los Molinos, seguimos intercambiando información y opiniones, se produjo el derribo ilegal de la Plaza de la Bodega, 1 (que motivó la apertura de un Expediente por parte de la Dirección General de Patrimonio Histórico) y en todo momento estuvimos en estrecho contacto, aun cuando desde mayo de 2013 hasta mayo de 2014 vivimos un año en el que tanto PSOE como PLM se dedicaron a dilatar todo lo relacionado con el Catálogo, retrasando su aprobación inicial, negándose a sostener reuniones de los grupos municipales para establecer el calendario de aprobación, etc.
También, durante todo este período, hablamos sobre el Catálogo en las reuniones que sosteníamos con la Consejería de Urbanismo (C/ Alcalá). Entre otras cosas, como ya hemos explicado en otro capítulo, les consultamos sobre la Modificación Puntual para aprobar la división horizontal en las casas del Catálogo en las Colonias, lo que consideraron factible.

Los informes de las instituciones pertinentes en el proceso de aprobación de un Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos
Como ya he explicado en un capítulo anterior, el proceso de aprobación de un Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos está pautado detalladamente.
El primer paso es la llamada “aprobación inicial”, que hace la alcaldía o la Junta de Gobierno, en nuestro caso. Este paso supone una declaración de intenciones, su formalización legal, la comunicación pública de esta aprobación, la publicación del documento, la apertura de un período de alegaciones y la remisión del documento a los organismos pertinentes.
Cuando el PP dijo en sus panfletos, en la alegación que pasó a los vecinos/as y en sus intervenciones en los Plenos que faltaban los “informes precedentes y vinculantes de las diferentes administraciones”, o bien estaba poniendo de manifiesto su ignorancia o bien estaba actuando de mala fe, intentando confundir a los vecinos y vecinas.

Cualquiera, menos el PP, puede entender que una administración no puede emitir informes sobre un documento, hasta que ese documento sea oficial. Es decir, que los informes de las administraciones vendrían después de la aprobación inicial del Catálogo y nunca antes de esa aprobación.

Así, en la Junta de Gobierno en la que se aprobó inicialmente el Catálogo, se acordó, en su punto Tercero, “Solicitar los correspondientes informes sectoriales de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura, de la Dirección General de Vivienda y Rehabilitación de la Consejería de Transportes, Infraestructuras y Vivienda y de la Dirección General de Evaluación Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio”, a la vez que se diligenciaban todos los documentos del Catálogo por el Secretario del Ayuntamiento, con lo que cada una de sus páginas quedaban formalizadas (otro aspecto que el PP pasó por alto, diciendo que el Catálogo no estaba firmado...).
En el breve período desde la aprobación inicial del Catálogo, hasta su retirada por el Pleno del 1 de agosto de 2014, se recibieron dos respuestas de los organismos pertinentes:

  • La Jefe de Área de Análisis Ambiental de Planes y Programas, de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, comunicó, con carta del 17 de julio de 2014, acusando recibo e informando que remitía el Catálogo aprobado inicialmente al Área de Vías Pecuarias, a la Dirección General de Patrimonio Histórico y al Servicio de Informes Técnicos Ambientales.
  • El Jefe de Área de Protección del Patrimonio Histórico, de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura, en carta del 18 de julio de 2014, acusó recibo, explicando detalladamente los antecedentes de colaboración en el proceso del Catálogo e indicando, en el habitual y a veces poco comprensible lenguaje administrativo, lo que, a su juicio, faltaba en el Catálogo.
Este último informe fue en el que se basó el PP, para decir que se había rechazado el Catálogo y que no había relaciones entre el equipo redactor y Patrimonio de la Comunidad de Madrid. Voy a explicar detalladamente a qué obedecía ese informe:
El Jefe de Área que firmaba el informe, Miguel Ángel García Valero, había sustituido poco tiempo antes a Nicolas Benet, a pesar de lo cual yo mantuve con él tres encuentros (uno de ellos en Los Molinos) y varios más con sus técnicos.
En las conclusiones del informe decía:

“En consecuencia, vista la documentación remitida y examinados los datos obrantes en esta Área de Protección de Patrimonio Histórico, y para que la Dirección General de Patrimonio Histórico pueda informar el documento de referencia se deberá formar el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos, conteniendo la identificación diferenciada de los bienes integrantes de patrimonio histórico y los criterios para su protección conforme al art. 16 de la Ley 3/2013, de 18 de junio, de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Para ello, los servicios técnicos de la Dirección General de Patrimonio Histórico estarán a disposición del equipo redactor del Plan.”
Este párrafo fue leído pomposamente por el portavoz del PP, como prueba de que no habíamos tenido contactos con Patrimonio de la Comunidad de Madrid.
Si analizamos ese informe lo primero que vemos es que está emitido el 18 de julio y en él se dice que el Catálogo les llegó formalmente el 10 de julio, lo que, teniendo en cuenta el funcionamiento de nuestras administraciones son muy pocos días para leerse y analizar un documento de más de 1.500 páginas. Pero no hay truco ni superficialidad, sino todo lo contrario, porque esa celeridad se debe a que en esa Dirección conocían perfectamente y desde hacía dos años todos los avatares y contenidos del Catálogo.
Más aun, el documento del mismo que se aprobó en el 8 de mayo por la Junta de Gobierno, ya se lo habíamos pasado en marzo de manera no oficial. Es decir, que estaban perfectamente al tanto del mismo y por eso pudieron responder con tanta celeridad.
Lo segundo es que se nos “reclama”, aparentemente, que incluyamos en el Catálogo los Bienes de Patrimonio Histórico. Tras esta supuesta reclamación está una situación que veníamos debatiendo con los técnicos de dicha Dirección.
Ya en el año 2012, la Dirección de Patrimonio Histórico nos entregó un pequeño documento con la relación de los Bienes de Patrimonio Histórico que consideraban que existían en Los Molinos. Se trataba de un documento sumamente incompleto, en el que apenas se relacionaba 14 bienes y en el que, en algunos casos, había notorios fallos de información.
Cuando las relaciones de trabajo con los técnicos dieron paso a una relación de confianza, quedó patente que con los pocos recursos y la poca atención que la Comunidad de Madrid dedica a los aspectos culturales y patrimoniales, esa Dirección no tenía la capacidad de definir los Bienes de Patrimonio Histórico en Los Molinos. De hecho, lo que ocurrió es que, a partir que conocieron los trabajos del Catálogo, se dispusieron a elaborar formalmente esa relación.
Por nuestra parte, habíamos elaborado un modelo de ficha para incluir los datos de los Bienes de Patrimonio Histórico dentro del Catálogo, pero en ningún caso nosotros podíamos definirlos, porque esto es potestad de la Dirección de Patrimonio Histórico que era quien nos tenía que comunicar formalmente, cuáles eran.

La carta del Jefe de Área venía a ser únicamente una formalización de ese trabajos conjunto que veníamos llevando, a través del cual la Dirección de Patrimonio Histórico iba a elaborar el listado de los Bienes de Patrimonio Histórico que consideran que existen en Los Molinos y nos iba a facilitar su numeración. No se trataba de ningún defecto del Catálogo.
Un ejemplo de esta situación nos lo confesaba un técnico de esa Dirección cuando en una reunión en Los Molinos nos decía que mientras en el Catálogo se incluyen 154 fichas de “fortificaciones de la guerra civil”, que son definidas por la Ley de Patrimonio de la Comunidad de Madrid como Bienes de Interés Patrimonial y, por tanto, parte de los Bienes Históricos, en su listado aparecían sólo dos, por lo que estaban completándolo con la información que les daba el Catálogo. 

Esa Dirección, a pesar de la retirada del Catálogo, continua elaborando la relación de Bienes de Patrimonio Histórico en Los Molinos, los cuales gozarán de protección.
En el próximo capítulo, analizaremos los informes que la Secretaría y la Oficina Técnica del Ayuntamiento hicieron sobre la propuesta de Catálogo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Adolfo, ya ni te contestan de lo pesado que eres.