sábado, 7 de septiembre de 2019

Punto Violeta


Con el reparto de abanicos nuestro Ayuntamiento demuestra un reconocimiento implícito, al gravísimo problema que sufre nuestra sociedad de Violencia de Género, lo cual valoramos y aplaudimos sinceramente. Pero también constata que no entiende lo que supone un Punto Violeta en las Fiestas.
En el abanico se dan una serie de pistas y buenos consejos, para ponerse alerta, si tu pareja comienza a cosificarte, mostrándote además una salida, !Bravo, bien hecho¡. Cualquier iniciativa que ayude a detectar indicios de violencia machista y, mostrar un camino posible de escapatoria es muy necesaria y bien recibida.
El sentido de poner en Fiestas un Punto Violeta, no va dirigido a resolver los problemas derivados de una relación como la descrita anteriormente. Por el contrario, los Puntos Violetas evitan y resuelven problemas puntuales, que se pueden dar en Fiestas o zonas de ocio con mujeres que tienen. o no, relaciones con sus parejas totalmente satisfactorias. Los Puntos Violetas, se colocan para resolver situaciones derivadas de la actitud machista, que presentan algunos hombres, al considerar a las mujeres  meros objetos a los que tienen derecho  para saciar sus deseos de dominación sexual.
Un Punto Violeta es una tabla de salvación, en muchas ocasiones, es donde las jóvenes pueden subirse tranquilamente para evitar males mayores. También suponen una llamada de atención a la población en general, pues demuestra que no estamos dispuestas a admitir la más mínima situación en la que se obligue  a una mujer a soportar algo que no desea, o hacer algo que no quiere hacer.
Que nuestra corporación municipal se haya negado a instalar en Fiestas un Punto Violeta, es porque normaliza las situaciones en las que, de mil maneras diferentes, se aborda impunemente a las mujeres en un ambiente de risas y camaradería masculina, ignorando totalmente lo que significa para estas mujeres dichas situaciones de humillación y acoso.
Sólo las mujeres sabemos lo que es cambiarse de acera, dar una vuelta a la manzana alargando el camino, bajarse del ascensor antes de tiempo, esperar para pasar por un pasillo, pegarse a las faldas de una pareja de personas mayores para sentirse arropada, … No conozco a ninguna mujer que, en algún momento de su vida, no le haya subido un escalofrío por la espalda, poniéndose totalmente alerta, por la amenaza que suponía la presencia de uno o más hombres sospechosos en su camino.
No conozco a ningún hombre: padre, hermano, novio, amigo, primo,… que no se haya preocupado en algún momento por la integridad física de las mujeres de su entorno.
Lo anteriormente descrito quiere decir que oponerse  al Punto Violeta en las Fiestas, es ir en contra de la certeza que tenemos todos, de que estas situaciones tan reprobables de acoso existen y, que entre todos debemos evitar y erradicar, puesto que es algo que no podemos permitir que siga sucediendo en una sociedad avanzada como la nuestra.
Negarse a la colocación de un Punto Violeta, es dejar pasar un tren colectivo de educación ciudadana, en la que los alumnos preferentes son nuestros jóvenes, y el objetivo a alcanzar es conseguir que no sea necesario la instalación de estos Puntos Violetas en un futuro.
M. Teresa Gutiérrez Ocaña

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juajuajua... ¡Que cabreo se van a pillar los de vox!