Estamos seguros/as que el sitio más peligroso en esta ola de calor será la nueva plaza del antiguo colegio, que habiéndonos costado más de quinientos mil euros, yendo en sentido contrario a las recomendaciones científicas y a lo que están haciendo en otros pueblos y ciudades, que crean refugios climáticos, es una auténtica isla generadora de calor
Efectivamente, en nuestro pueblo prima más el lucimiento personal, aunque dudoso pues la plaza no le gusta a casi nadie, que prepararnos para una realidad que ha venido para quedarse. Llamar a esa “torraera” plaza, es muy cuestionable. Una plaza es un lugar de encuentro, y para que lo sea tiene que cumplir con las condiciones necesarias de bienestar que anime a la comunidad a disfrutarla. Con un gobierno municipal no negacionistas, se habría llenado de arbolado, vegetación, zonas de juego y ocio para que todas pudiéramos encontrarnos y desarrollar esa vecindad tan necesaria para reconducir las prioridades que a todas nos convienen. Por eso, en el fondo la intención última es tener un espacio para verlo y no para vivirlo. Todo ese dineral, bien gastado, podría haber curado, restablecido y aumentado nuestro patrimonio vegetal urbano con garantías de sobrevivir y recuperarse generando auténticos refugios climaticos. En definitiva, un despropósito.
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