Se han puesto en contacto con nosotros algunas personas para preguntarnos por esta iniciativa del Ayuntamiento, que se publicita en la web municipal, de colocar un banco en la cima de La Peñota.
Nos hacemos algunas preguntas:
¿Se necesita ese banco en una zona natural en la que hay muchas alternativas para sentarse?
¿Es legal su instalación en una zona protegida y sin el permiso de la Comunidad de Castilla y León?
Se trata, sin duda, de una dudosa ocurrencia de "propaganda" con una más que dudosa utilidad, dentro de una también dudosa concepción de asimilar a lo urbano lo que son los espacios naturales. Hay comentarios sobre esta iniciativa que nos ponen en muy mal lugar, porque algunos/as nos asimilan con el Ayuntamiento.
Además se trata de una actuación ilegal, puesto que la cima de La Peñota no pertenece a Los Molinos, sino a El Espinar.
Esto no lo sabe mucha gente, pero cuando se establecieron los límites municipales entre nuestro pueblo y el vecino de El Espinar, en el año 2004, el alcalde del PP aceptó que la línea límite fuera una línea recta de la Peña de Gibraltar al mojón que hay debajo del primer pico de la Peñota, por lo que dos de sus picos, entre ellos el de la cumbre, quedaron en su totalidad dentro del término municipal de El Espinar.
La línea límite tradicional era la divisoria de aguas, por lo que pasaría por las cumbres, que serían de los dos municipios, pero la despreocupación por estos temas hizo que en el año 2004 el alcalde firmara un acuerdo por el cual Los Molinos, en vez de compartir con El Espinar las tres cumbres de La Peñota (una de ellas, la situada más al Sur, en la zona de la llamada "Nava del Campillo", también con Cercedilla) pasó a compartir solo la citada Peña de Gibraltar. Así lo expuse en el Pleno del Ayuntamiento el 12 de abril de 2012, sin ninguna respuesta (por cierto, Antonio Coello, el actual alcalde en funciones, que ya era concejal del PP, estaba allí).
A continuación insertamos algunas páginas del documento del Instituto Geográfico Nacional, del año 2004, en el que se aceptó esa línea límite.
Adolfo Rodríguez Gil